Afganistán, el Vietnam español

ISAF es el despliegue más importante de la OTAN y ha supuesto ciertos roces diplomáticos entre las potencias cooperantes como el protagonizado por Canadá que mantiene en la zona 2.900 soldados, en una región donde están prácticamente solos y ya han perdido a 152 soldados, si bien España ha perdido 94 con un 50% de soldados menos que Canadá aunque las pérdidas españolas han sido sobre todo en accidentes aéreos. También España ha reclamado en alguna ocasión que las fuerzas multinacionales se equiparen y que el sacrificio sea más o menos el mismo para todos.

Todo Afganistán es un campo de operaciones militares donde pueden actuar libremente las fuerzas de la OTAN bajo el abrigo de la resolución 1707 de la ONU, de 12 de septiembre de 2006. Sin embargo, la situación en el País, lejos de mejorar, no hace sino empeorar por momentos por lo que su futuro es hoy por hoy bastante incierto.

Las fuerzas españolas están actualmente desplegadas en las localidades o cerca de Herat, Meymaneh, otro destacamento entre la capital, Kabul y Bamian así como en la frontera con Tajikistán. Para apoyar a la misión, el Ejército español mantiene un destacamento aéreo en Manás (Kirziguistán).

El origen de la misión fue el atentado del 11-S y el apoyo prestado por el régimen talibán a Osama Ben Laden lo que motivó la operación “Libertad duradera” de Estados Unidos que en 2003 continuaría la OTAN ya en apoyo a la transición política del País, pero cinco años después, la situación sigue siendo caótica.

Recientemente, un informe norteamericano supervisado por el teniente general Douglas E. Lute, responsable por parte de Estados Unidos de la intervención militar de ese País en Afganistán e Irak y dado a conocer por CNN y del que de momento no ha habido ningún desmentido, nos indica que Afganistán es un polvorín y que la seguridad, lejos de mejorar, empeora año tras año, incrementándose la violencia en forma de atentados, robos y todo tipo de violaciones en más de un 500 % lo que se une a un notable incremento del tráfico de drogas y un cada vez menor respaldo de la población a la fuerza multinacional.

Las funciones de ISAF son la reconstrucción del País en cuanto a infraestructuras aportando ingenieros y por supuesto dinero y mejorando la formación de los policías y el ejército afganos pero el miedo ha sufrir represalias por parte de los talibanes y otros insurgentes provoca que la colaboración sea mínima.

Otra voz autorizada, el enviado de la Unión Europea para Afganistán, Francesc Vendrell, asegura que Afganistán se encuentra en su peor situación desde el año 2001 donde el Gobierno parece haber perdido el control de varias regiones dominadas por los talibanes y recalca también la precariedad en la que se encuentran los aldeanos pastunes y como los señores de la guerra siguen con sus privilegios ya que colaboraron con los norteamericanos en su lucha contra los talibanes pero en la actualidad siguen ensañándose con la población a la que tienen sometida, por lo que el remedio, en este caso, fue peor que la enfermedad.

Según mis fuentes (amigos que se encuentran allí destacados) los daños colaterales han supuesto que la población no sienta ninguna simpatía por la fuerza desplegada por la OTAN y aunque esos daños fueron provocados en su mayoría por norteamericanos, la población mete a todos en el mismo saco. Sobre todo les echan en cara que no han conseguido expulsar a los talibanes y que los señores de la guerra campan a sus anchas esclavizando a los aldeanos e imponiendo su ley. Se suponía que llevarían la democracia al País y solo se respira inseguridad. Un amigo me confesó la conversación mantenida con un traductor, como éste le decía que cierta aldeana le comentaba que esperaban con fervor la llegada de la libertad y de las comodidades occidentales y que en vez de eso tienen miedo incluso de salir a la calle y que en ocasiones echan de menos la situación anterior ya que al menos solían tener alimentos y medicamentos pero desde la intervención militar norteamericana la escasez es la tónica habitual. Vemos, por lo tanto, como se impone la supervivencia, aunque sea falta de libertades, a la democracia ya que ésta no da de comer.

Naturalmente es la apreciación de una aldeana tan solo (aunque no creo que sea la única persona que piensa así) pero la verdad es que la economía afgana se apoyaba en gran parte en el tráfico de opio que los talibanes quisieron monopolizar aunque ellos decían que su intención era eliminarlo ya que es contrario al Islam puesto que corrompe a los jóvenes, intención loable por parte de los talibanes pero que nadie cree. El caso es que una vez eliminada la amenaza talibán en determinadas zonas, los señores de la guerra continuaron con su rentable negocio, obligando a los aldeanos a cultivar en sus tierras amapolas no teniendo éstos más remedio que acceder ya que su deuda con aquellos les obliga a ceder a sus requerimientos: o eso o luchan contra los talibanes o simplemente se les elimina.

Los señores de la guerra afganos pertenecen a tres tribus: los tayicos, los uzbecos y los hazaras. Muchos son excombatientes de la guerra contra la Unión Soviética. Una vez se marcharon los rusos, contemplaron el alzamiento de los talibanes y como éstos les relegaban a las montañas donde eran combatidos por lo que no dudaron en apoyar a los norteamericanos cuando éstos decidieron acabar con el régimen talibán. Pero estas tribus son muy agresivas y se les está yendo de las manos a la fuerza multinacional. Tampoco se puede decir que los Estados Unidos le hayan dejado a la ONU un problema del que se hayan desentendido, por varias razones.

La primera es que la ONU no puede echarle en cara nada a un País, USA, que colabora con el 22 % del presupuesto de su organización. La segunda razón es que el diez por ciento de la misión ISAF corre a cargo de los Estados Unidos en cuanto a efectivos humanos y que han dado miles de millones de dólares en la reconstrucción del País y la creación de escuelas, hospitales y el adiestramiento del ejército y Policía estatales.

¿A qué se enfrentan los españoles que marchan al País afgano? ¿Se les informa de la realidad del País? ¿Se les adiestra en las normas que rigen a millones de pastunes, lo que podría solucionar conflictos en los que pudieran verse envueltos una vez en Afganistán? La respuesta es que no, como ocurre con casi todos los militares que van allí. Se les dice cómo es el territorio, se les imparten nociones sobre la situación actual, sobre todo en términos militares y poco más.

Casi diez millones de afganos son pastunes y se rigen por un ancestral código moral denominado “pastunwali”, un código de honor por el que intentan por todos los medios no ser juzgados por las leyes civiles sino por sus propias normas con sus propios jueces. Los jefes de los destacamentos españoles deben tener esto en cuenta, si bien es cierto que los pastunes se concentran sobre todo en la frontera con Pakistán. Deben también instruir a los soldados con un conocimiento básico de la cultura islámica y de este modo evitar conflictos innecesarios o solucionarlos si se presentaran ya que los pastunes son en su mayoría talibanes puesto que fueron apoyados económicamente por Ben Laden quién a su vez recibió la hospitalidad pastún. Se ayudaron entre ellos y en contra de lo que se cree, los castigos públicos a mujeres adúlteras o que habían infringido la ley islámica (interpretada de modo riguroso por los ulemas saudíes que marcharon a Afganistán) no fueron tan numerosos, lo que ocurre es que sí fueron mediáticos y aborrecibles puesto que aunque fueran pocos nunca debieron llevarse a cabo. Los pastunes recibieron su adoctrinamiento religioso de los wahhabíes que acompañaban a Ben Laden, de ahí el radicalismo talibán que se aprovechó del analfabetismo y la ignorancia de muchos aldeanos.

En el momento en que las fuerzas españolas se hagan con el respeto de la población al comprobar ésta que los soldados muestran e incluso conocen algo de su cultura y código ético, resultará más fácil recibir la cooperación de los aldeanos en todos los sentidos.

Pero existe otro problema para el contingente español y el resto de la fuerza multinacional. En Afganistán, los pastunes tienen un enemigo acérrimo: la Alianza del Norte, que no perdonará jamás el apoyo pastún a los talibanes por lo que los enfrentamientos entre ellos son constantes.

Desde el conocimiento y respeto a las costumbres de unos y otros, poco a poco, se podrá cambiar su mentalidad y hacerla más democrática: clave para los españoles será la construcción de escuelas en las que se impartan clases basadas en la solidaridad y los niños y niñas, juntos, crezcan con ideas renovadas y frescas para la reconstrucción futura del País. Siempre insistiré en que el modo de eliminar el terrorismo o a los grupos radicales del tipo que sean es eliminar sus canteras por lo que la escolarización de niños y niñas es esencial y siempre recibiendo una educación occidental pero respetando su religión y costumbres siempre y cuando no atenten contra los derechos humanos. Los españoles podrían recurrir a profesores musulmanes procedentes de España que instruyan a los niños y niñas en el respeto a los demás con un Islam moderado (el Islam es moderado ya de por sí e idóneo para la docencia, son algunos imames y ulemas los que lo radicalizan con planteamientos extremistas propios).

Hoy nadie cree que los militares españoles estén llevando a cabo una misión únicamente humanitaria, sino que es obvio que se trata, sobre todo, de una misión de pacificación de un territorio en guerra, por lo que se impone contar con todos los recursos posibles en las zonas que van siendo pacificadas. Las fuerzas españolas suelen ser bien vistas allá donde van porque se muestran muy solidarias y amables con la población pero los talibanes, por un lado, y la Alianza del Norte por otro, no entenderá de amabilidades a la hora de combatir por lo que tanto españoles como el resto de los Países implicados han de hilar muy fino si desean una salida aceptable del conflicto afgano.

Se ha criticado al Gobierno español con que miente con respecto a su misión en Afganistán y algún medio de comunicación u ONG dicen que no es normal que los helicópteros vuelen tan bajos con las puertas abiertas y armados hasta los dientes y que si uno cae se establezca un perímetro de seguridad evitando que los aldeanos se acerquen a propósito del lamentable accidente en el que murieron 17 soldados españoles, queriendo con ello insinuar que no fue un accidente sino un ataque. Tanto si fue una cosa como otra, las medidas de seguridad son lógicas y se toman en cualquier misión, sea humanitaria o no. Esas medidas obligan a que se vaya armado y se desconfíe de cualquiera puesto que no sabes quién puede tenderte una emboscada en un momento dado y auque tu misión sea construir un hospital, ciertos grupos insurgentes pudieran querer evitarlo por lo que las medidas de seguridad han de ser exhaustivas. Pero ya sabemos que siempre hablan los que menos pueden.

De todos modos, independientemente de las razones que empujen al Gobierno español a seguir enviando soldados a ese País, ya sea por apoyar de manera oculta a Estados Unidos para que así nos vea con mejores ojos ya porque realmente se quiera colaborar humanitariamente, sería conveniente, para mayor tranquilidad de los militares españoles, ir acompañados de expertos en cultura islámica que ayuden en la labor docente de las escuelas que se erijan.

De momento, confiar en la buena fe del presidente de Afganistán, apoyado por Estados Unidos y la ONU está bien pero no es efectivo puesto que su Gobierno se circunscribe a la capital y poco más. Los lugares donde están desplegados los españoles no conocen más autoridad que la de los jefes de las tribus que allí se encuentran y son con ellos con los que hay que tratar realmente.

El otro gran problema es el tráfico de opio del que Afganistán es el máximo productor con un 87 % del negocio a escala mundial. Las mafias aportan dinero a los señores de la guerra y éstos cancelan las deudas de los aldeanos a cambio de que trabajen sus tierras plantando amapolas. Si el País estuviera estabilizado con un Cuerpo de Policía bien formado, el tráfico de drogas sería uno de los primeros en ser combatido por lo que a esas mafias no les interesa que la situación en Afganistán mejore por lo que dotan a los señores de la guerra de armas y explosivos para que sigan combatiendo a los talibanes, quienes a su vez reciben dinero por otros cauces, sin dejar de pensar en la red al-Qaeda que sin duda les sigue apoyando.

De todos modos, no todos los pastunes apoyan a los talibanes y será clave que los españoles sepan como atraerles para evitar enfrentamientos en las zonas que tienen asignadas como Herat, donde los españoles tienen su cuartel general, la FSB o Base de Apoyo Avanzado que presta apoyo logístico a las operaciones efectuadas en Afganistán Occidental, una misión por lo tanto de una gran delicadeza e importancia como para no tener en cuenta todos los factores en pro y en contra y un conocimiento de la región lo más completo posible. Además, uno de los cuatro equipos de reconstrucción provincial, el de Nawas, corre a cargo también de España.

Debemos reconocer la excelente labor española llevada a cabo por las fuerzas desplegadas: helicópteros para evacuación médica, equipos de zapadores, un avión C-295 y más de 1.400 soldados que han conseguido defender el hospital construido por los españoles y que atiende a decenas de afganos de enfermedades como la brucelosis, hepatitis, fiebre tifoidea y tuberculosis. Se trata del Hospital ROLE 2 que cuenta con UCI, quirófanos, atención primaria, camas, laboratorio, servicio de radiodiagnósticos, odontología, psicología y farmacia.

El equipo de reconstrucción provincial español ha reconstruido o reparado el aeropuerto, los centros de salud, el alumbrado de las calles y edificios públicos, las escuelas, mezquitas y carreteras y ayuda a la población facilitándoles mantas, alimentos, agua potable, medicamentos, etc

El número de fallecidos españoles en Afganistán es el más elevado de cualquier misión en la que participan y desde la guerra con Marruecos, hace más de sesenta años, España no había sufrido tantas bajas fuera del territorio nacional. Son ya 87 los caídos en Afganistán desde que hace seis años comenzó la participación española y me temo que no serán los únicos teniendo en cuenta la situación del País como he relatado anteriormente. Cierto es que 62 cayeron en el lamentable suceso del Yak-42, en 2003 y 17 en el supuesto accidente del helicóptero Cougar, en 2005. Por lo tanto, Afganistán se lleva el 62 % de las víctimas en misiones internacionales en las que participa España, pero la peor parte se la siguen llevando los norteamericanos que entre estadounidenses y canadienses han perdido 538 soldados, seguidos por los británicos con 122 bajas.

Los soldados españoles, como el resto, están sometidos a una presión constante ante la posibilidad de atentados con minas, emboscadas y ataques suicidas, estos últimos más propios de los terroristas de al-Qaeda por lo que no se debe subestimar su potencial en la zona ya de por sí muy castigada y donde la población siente verdadero odio hacia la fuerza multinacional, sobre todo a raíz del bombardeo de Shindand a cargo de Estados Unidos en el que murieron 90 civiles.

Resumiendo, entre los señores de la Guerra, los talibanes, los narcotraficantes, los daños colaterales y un Gobierno desorientado e ineficaz, la fuerza multinacional y en concreto los españoles, tienen una difícil y arriesgada misión que probablemente no conduzca a nada mientras no se sienten todas las partes a dialogar y negociar la paz y reconstrucción de Afganistán, lo que hoy por hoy resulta una utopía.

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 Adolfo Estévez

Nota de Redacción: Adolfo Estévez es experto en fundamentalismos religiosos

Publicado por RED SAFE WORLD

Grupo de investigación documental y análisis de la seguridad global, la Historia Universal y los enigmas del pasado y el presente.

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